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APOLOGÍA AL HEDONISMO

Dentro de las distintas corrientes filosóficas que existen, hay una en concreto que ha sido totalmente agraviada y considero que con alevosía. Y es que creo firmemente que esto ha sido así por una sencilla razón: no interesa a la clase dominante. Se han encargado de hacernos creer que la meta de “ser felices” es cosa de “vividores” (como si eso fuera algo malo) y de vagos (echando por tierra la importancia de los momentos contemplativos y realización de aquello que más nos nutre).


Nos han hecho creer que debemos estar siempre ocupados en cosas productivas (al sistema), y no nutritivas a nuestra alma. El nacimiento del ocio en occidente como un producto de marketing generó la dinámica de trabajar duro todo el año para poder pagar unas vacaciones de lujo en un hotel 5 estrellas. Sin embargo, el cortisol corre por nuestras venas el resto del año, generando enfermedades mentales y físicas.


Por suerte, actualmente cada vez hay más personas entregadas al ocio del modo que yo lo concibo. Para mí, el ocio significa todo aquello que yo escojo libremente, que nace de mis intereses, de mi motivación intrínseca y sí, a veces de mi instinto. Porque dentro del instinto que hemos ido perdiendo se encuentra la búsqueda del deseo y placer. Dos palabras que se han tratado de estigmatizar y prohibir, sobre todo a la clase obrera y a las mujeres. Y es que la esclavitud, jamás debe tener la capacidad de ociar.


Muchas personas, entre ellas las estoicas y los estoicos, utilizarían la palabra sucumbir para referirse a ambas anteriores. Sucumbir significa rendirse o ceder ante una presión. Yo no sucumbo, yo BUSCO el placer y me mueve el DESEO.

A pesar de los intentos por enterrar esta filosofía revolucionaria, algunas y algunos hemos entendido a Epicuro. Por un momento os pido que si aún la tenéis, desliguéis vuestra idea corrupta del placer, nacida de la Iglesia y observaros introspectivamente mientras respondéis a estas preguntas: ¿No va ligado el placer más intenso a la formación de un alma libre y justa? ¿No creéis que aquellas cosas que rápidamente nos dan un placer efímero seguido de un decaimiento emocional, nada tienen que ver con esta corriente?


Realmente, Epicuro defendía la búsqueda de un placer unido éste a una aceptación por nuestro código de valores. Porque cuando este se ve violado, mancillado, no podemos sentir ese placer que pervive en nosotras y nosotros, fruto de experiencias que van dejando cimientos positivos en nuestra identidad. Cuando no podemos aceptar bajo nuestra moral un deseo, y lo realizamos igual, sí SUCUMBIMOS. De esta forma, aquellas personas que buscan el placer en algunas drogas, en la idealización de una pareja, en la infidelidad (no solo a parejas, sino entendida como falsedad), en el abuso, en el maltrato, en acaparar bienes… salvo sociopatías y otras alteraciones, sufren un malestar que se traduce en el dolor y turbación del alma del que habla Epicuro. Evidentemente, Epicuro habla de reducirlo al máximo, porque es imposible no errar nunca sucumbiendo ante algunas presiones, no se trata de juzgarnos, sino de ser conscientes de aquello que poco a poco deseamos ir mejorando.


Por eso, y de manera lógica resulta fácil deducir que el placer consciente y racional que defendían algunos hedonistas como Epicuro nace de una observación de nuestros deseos poniéndolos en la balanza bajo tela de juicio de nuestro propio sistema de valores, de lo que nace el placer más real y duradero. Y desde esta perspectiva, podremos ser más felices, siendo quizás la manera más revolucionaria de cambiar el mundo. Porque una persona feliz, lejos de vanidades y megalomanías, no quiere hacer daño a nadie, sino que proyecta sólo disfrute y amor, incluso sabiduría. No considero a nadie sabia ni sabio, sino sabe dar lo mejor de sí a los demás cuando sale por la puerta de su casa y por supuesto, también sabe encontrarlo y recibirlo de los demás, en una simbiosis de sentimientos y conocimientos. Somos seres sociables. Por desgracia, el poder es algo que interesa más a los déspotas, sociópatas y ostentosos extravagantes…Sí, así es nuestra “clase dominante”... (Apunte: *Evidentemente, dejo al margen enfermedades mentales como las depresiones y otras, y habiendo momentos en los que, como seres humanos, necesitamos nutrirnos de la felicidad y amor de otras y otros, o simplemente a veces sufrir y llorar, para poder continuar).


Personalmente, mi ocio es mi vida, yo siento deseo de ir a la montaña, de estar en el mar, disfruto de compañías agradables y nutritivas… siento mi placer expandirse, y QUEDARSE, de forma más relajada que la de los momentos vividos, pero quedarse, no obstante. Y de esta manera puedo sonreír, puedo abrazar, puedo dar amor y no siento la necesidad de hacer daño a nadie.


Y entre toda la vorágine social, nace Kendra. Aquí estamos unas cuantas mujeres reconquistando el deseo, el placer, el ocio que nos ha sido negado tanto tiempo, de una forma consciente y fomentando estos valores.


Y es que, como decía Epicuro ¡HAY QUE REÍR AL MISMO TIEMPO QUE FILOSOFAR!


ANA LYS SIMÓN MIGUEL @lyssimonmiguel




1 Comment

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zarmusi
Jun 04, 2022

No se puede explicar de mejor manera para que lo entienda todo el mundo lo que de verdad es el hedonismo.

La "cultura del esfuerzo" de este mundo ultracapitalista que te presiona para ser productivo 24/7, que no te deja momento para aburrirte (cosa que es sana) y que tiene un concepto de la palabra "ambición" perverso...todo esto va en contra de nuestra naturaleza.

E ir en contra nuestra naturaleza es ir en nuestra propia contra

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