PEQUEÑO ENSAYO SOBRE EL DESNUDO
- kendracommunity
- 17 may 2022
- 7 Min. de lectura
Porque me da la gana.

Así debería acabar esta entrada: nos despelotamos porque nos da la gana y punto pelota, valga la redundancia. Sin embargo, voy a hacer un esfuerzo una vez más por dejar de lado la pereza de justificar todo lo que hacemos como mujeres, para intentar al menos generar cierta agitación mental en alguna persona, que pueda derivar en un nuevo y liberador cambio de conciencia.
Creo que no es necesario hablar del contexto social del que parte la mujer, del que todas y todos somos conscientes y que ya no hace falta ponerse a explicar. Espera, espera, espera…rebobino… ¿Que creo qué? ¿Que no es necesario qué? ¿Que todo el mundo es consciente de qué? Rectifico. Sí es necesario, SIGUE siendo necesario, por desgracia. Pues voy a intentar hacer un mini resumen para “dummies”, sin ánimo de ofender:
Resulta que una vez había una mujer creada con la costilla de un tío al que ésta tentaba con una manzana, la manzana de la curiosidad y por tanto del conocimiento al que no debíamos acceder, y entonces el paraíso se fue a la mierda por culpa de Eva. Uno de los pilares fundamentales de la historia occidental se estaba forjando a través de un libro llamado Biblia, redactado y censurado por hombres: la mujer puta, perversa, culpable, mala y pecadora, cogía fuerza para generar lo que hoy día conocemos como patriarcado (y que de forma casi paralela, no en tiempos, sino en forma, tuvo lugar a través de otras muchas religiones). Así, los tíos decidieron escondernos, esclavizarnos e incluso violarnos en sus casas (que no hogares), parir, limpiar y cuidar eran las únicas actividades válidas, también se les dio bien usurpar y ocultar las hazañas femeninas, taparnos bien las formas porque todas éramos unas putas como Eva y María Magdalena, mientras ellos podían retozar con sus mancebos o prostitutas, que sólo follaban con ellos por dinero o sometidas, pero no por gusto, para ellos esto era muy importante y algo de lo que sentirse orgullosos y no avergonzados como sería lógico, pero es que EL PLACER también era un bien masculino. Pues eso, que lo decidían todo, hasta nos quitaron el “alma” en el Concilio de Nicea en el año 325 y después del gran holocausto femenino silenciado, en el Concilio de Trento (1564), como colocando una tirita para arreglar un degollamiento, decidieron volver a dárnosla, ¡Oh gracias!
Pues bien, a partir de ahí podemos hablar bien poco de la mujer… básicamente porque esta fue invisibilizada, una mitad aproximada de la población fue anulada, sus derechos (¿Qué derechos?) eran pisoteados, la mujer nunca (salvo contadísimas excepciones) podía controlar medios de producción ni mucho menos ostentar el poder. Hasta el siglo XV, en la baja edad media, y a pesar de todo lo anterior, la mujer salvaje y natural que vive en todas nosotras, que nunca se podrá domesticar, buscaba la libertad y, a pesar de encontrarnos en la “cuerda floja” hasta el punto de que el objetivo prioritario era comer, la fuente del deseo de vivir y disfrutar de cada día parecía seguir emergiendo del interior de la mujer como algo connatural, con la fuerza de la inherencia. La cosa se estaba desmadrando en muchos sentidos, y no fuera a pasar lo de Sodoma y Gomorra, unos cuantos tíos llamados “ La Inquisición”, que llevaban tiempo dando coletazos, tomaron las riendas para acabar con ese atisbo de libertad entre las mujeres. Tras la creación de la palabra “Bruja”, todo fue más sencillo. Sólo debían señalar a una mujer para poder quemarla, solo señalarla era suficiente. Ya no os cuento si esa mujer realmente disfrutaba del sexo, de bailar desnuda en el bosque, o era capaz de curar o ayudar con plantas, si disponía de conocimientos reservados a hombres, o si realizaba cualquier conducta social rechazada por la Iglesia, que eran todas excepto de servir para dar placer al hombre, cuidar y parir. Intento resumirlo al máximo y darle un toque satírico, pero poco tiene de gracia uno de los episodios más negros de la historia de occidente, y que a 300 años del fin del mismo, aún no se es capaz de determinar la cantidad de mujeres que fueron quemadas en la hoguera entre 1450-1750. Con esto se consiguió lo deseado: Por mucho tiempo las mujeres entendieron de qué eran capaces los hombres cuando tenían miedo a las mujeres, a las mujeres libres, las únicas mujeres que existen, porque ni siquiera con esto, libertad y mujer fueron conceptos disociados, nuestra esencia es la que es.
Y aquí estoy en 2022, intentando relativizar el ideario que hasta la filosofía ha dejado, desde Platón hasta Freud y superetcétera, sobre lo que es “SER MUJER”, algo que por lo visto saben mejor ellos... y me veo aquí, aún explicando por qué me encanta desnudarme en la naturaleza, por qué disfruto de mi sexualidad abiertamente y por qué ser una mujer libre es para mí tan importante. Sé que no tengo que explicarlo, y no busco justificación, porque en la libertad se incluye una buena dosis de resbalamiento de opiniones. Sin embargo, y a pesar de haber pasado más de 300 años de la “caza de brujas”, aún son muchas las personas que siguen juzgando y siguen creyendo que la mujer debe de ser de cierta manera. Con cierta resaca histórica aún e intentando a la vez ser modernos, nos encontramos con una nueva premisa de estos trasnochados: la cosa es no ser demasiado putas pero tampoco demasiado castas. El hecho es estar siempre juzgadas y seguir siendo culpables, hasta de que nos violen y maltraten.
Sin lugar a dudas, la represión sexual tiene su máximo exponente en la “decencia” referida a la “intimidad sexual” (impuesta, claro). Y la decencia, tiene su origen en la religión cristiana como uno de los muchos mecanismos de control. Las culturas paganas anteriores no vivían su sexualidad con tabúes y vergüenzas. En pos de la decencia, la mujer fue reprimida. Y es de la represión de donde nacen las mayores perversiones, no hace falta irse muy lejos del tema eclesiástico para comprobarlo. Por ende, la decencia está mucho más cerca de la perversión que la liberación del cuerpo y del erotismo que, en mi opinión, debería ya a estas alturas carecer de significado peyorativo. Una mente sana es una mente libre y hablando en este sentido: El desnudo es el retorno de lo reprimido.
Como ya hablé antes, con el triunfo de la moral cristiana los instintos femeninos fueron restringidos y condenados. La moral occidental por tanto, no deja de estar construida encima de falacias. Es por eso que la liberación real de la mujer, solo será posible con la reversión de esta moral tan arraigada, enterrando el sentimiento de culpa hacia nuestra sexualidad, que desde Eva llevamos encima. El desprecio al cuerpo, al desnudo y al placer sexual debemos verlo como lo que es: una patología religiosa, utilizada para dominar, porque a las personas libres no se las puede dominar. Estos valores arcaicos solo tienen esa función: Reprimirnos para dominarnos. Personalmente, jamás he visto el pecado que subyace en el desnudo, así como no entiendo el que lo hace en la sexualidad y sensualidad, que cada una puede entender o mostrar de una manera u otra, sin haber una más correcta, y donde los límites solo deben estar en el respeto a la sexualidad del/la otro/a, que también la pueda ejercer de forma libre, nunca bajo obligación ni coacción. Y es que ser sexuales forma parte de nuestra naturaleza. Como mujeres, debemos recuperar nuestro SER, escribir en la historia la realidad de lo que es “SER MUJER”, escrita por nosotras y no por ellos.
Lo que siento cuando me desnudo en la naturaleza es algo mágico, debe ser parte de eso que llamaban “brujería”, y siento que me reconecta con mi verdadero ser. Por eso, algunas de las mujeres Kendra nos quitamos el sujetador rememorando aquellos Bra Burnings de los 60, pero también nos quitamos la camiseta. Lo hacemos porque estamos hartas de que nos sexualicen siempre o cuando se quieren beneficiar de ello. Podemos desnudarnos sin que esto sea sexual (si un hombre enseña sus pectorales no hay problema, si lo hace una mujer si, si enseña el culo un hombre es gracioso, si lo hace una mujer, SIEMPRE es sexual, y así…). Pero sí, también podemos ser sensuales y sexys cuando nosotras queramos. Tomando el poder sobre el desnudo de nuestro cuerpo, retiramos el poder de gestión sobre el mismo que los hombres ejercían. La publicidad utilizaba y utiliza aún el cuerpo de la mujer como un objeto sexual porque produce morbo, y es que el morbo nace sólo de aquello que está prohibido . ¿Qué ocurre cuando somos nosotras las que utilizamos nuestro cuerpo como nos da la gana? Que somos criticadas, al parecer solo es correcto y está bien visto cuando existen beneficios económicos para hombres de corbata. Asimismo, considero que lo peor que podemos hacer las mujeres feministas, es decidir qué cuerpos de mujeres (quizás aquellos menos normativos) deben ser mostrados, y cuáles no. Todas tenemos el derecho máximo sobre nuestro cuerpo, incluso para sentirnos sexys y mostrarlo, sea como sea nuestro cuerpo. Sino sólo estaríamos volviendo a repetir los patrones de la represión y que nada tienen que ver con la liberación de la mujer.

Realmente, y a pesar de que conozco la causa, me sigue sorprendiendo que aún hoy día esos posos inquisitorios sigan latentes en el pensamiento colectivo, y me gustaría que mis palabras y también mis actos, rompiesen un poco (a la par que lo hicieron y hacen tantas otras mujeres) el arquetipo femenino de la Iglesia, para retomar el único real: El arquetipo de la mujer salvaje. Sobre este tema, aprovecho para recomendar el magnífico libro de Clarissa Piccola Estés “Mujeres que corren con los lobos”. Y sabiendo que todas vosotras lleváis dentro esa mujer salvaje e indómita, que está más despierta o más latente en cada una, os animo a despertarla y recuperarla de una vez. Personalmente, yo os puedo decir que reconozco en mí una enorme felicidad y amor por la vida que nace de mi interior reconectado con esta libertad. Y con una frase de este libro y del que rescato la siguiente frase me despido: “Ser nosotros mismas hace que acabemos exiliadas por muchxs otrxs. Sin embargo, cumplir con lo que otrxs quieren nos causa exiliarnos de nosotras mismas”.
DESPIERTA TU MUJER SALVAJE
Ana Lys Simón Miguel
@lyssimonmiguel
(RESPONDE A UNA OPINIÓN PERSONAL, COMO TODAS LAS ENTRADAS DEL BLOG, NO A UNA OPINIÓN GENERALIZADA DE KENDRA COMMUNITY)
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